La creación de los portales televisivos ha dado lugar a la aparición de un nuevo espectador del siglo XXI. El espectador habitual de la televisión es el que se sienta en el sofá de su casa a ver un programa, serie o informativo en la televisión que tiene en su salón, pero con los portales televisivos, el espectador elige lo que quiere ver, donde lo quiere ver y cuando lo quiere ver, como ya hemos explicado. De esta manera el público, la audiencia televisiva, recupera su independencia. El nuevo espectador quiere recibir la información adecuada en el momento adecuado, y quien dice información también se puede hablar de entretenimiento.
La llegada de Internet está haciendo que el televisor confluya con la Web, lo que está provocando una reconversión del espectador televisivo en cliente usuario de servicios. En este contexto, aparece un espectador más complejo que en nada se quiere parecer al consumidor de masas de los años 60. Esto hace que haya un cambio en el consumo de la televisión, una nueva forma de ver la tele, una nueva de hacer televisión, y nuevos modelos de negocio para la industria de la televisión.
Ahora tenemos un espectador que con su teléfono móvil, smartphones eso sí, puede ver la televisión en directo mientras va en el autobús, o su programa favorito que ayer por la noche no pudo ver. Además el espectador quiere interactuar con otros espectadores. En las redes sociales como Twitter o Facebook se encuentran hagstag todos los días relacionados con los contenidos que se están dando en televisión en directo. A través de estas redes sociales los espectadores interactúan unos con otros, e incluso lo pueden hacer con el propio programa, a través de sus perfiles en dichas redes.
El espectador del siglo XXI es totalmente independiente, pues él decide la manera en que ve la televisión, y no necesita de un aparato televisivo para verla. Esto está haciendo que las audiencias de televisión disminuyan, pero también habría que tener en cuenta las audiencias que tienen los contenidos subidos a la red.
Este espectador del siglo XXI es un espectador joven, que se ha criado con las nuevas tecnologías, que hace usos de las redes sociales y de Internet. Es un espectador que no le basta lo que ve en el aparato televisivo, que necesita ver otros contenidos adicionales que sí encuentra en la red. Es un espectador de este siglo, del siglo de las nuevas tecnologías.
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